Del 2G al 5G y LPWAN: así evolucionan las tecnologías que hacen posible la localización en tiempo real de vehículos y activos.
Los sistemas de rastreo por GPS y GNSS han transformado la forma en que las empresas supervisan vehículos, activos y envíos. Sin embargo, su funcionalidad en tiempo real no sería posible sin las redes móviles, desde 2G hasta 5G y LPWAN, que permiten la transmisión continua de datos hacia plataformas en la nube y aplicaciones de gestión.
Cada generación de red ofrece características técnicas distintas en términos de velocidad, consumo energético y cobertura. Por ejemplo, mientras que 2G sentó las bases de la comunicación digital con una capacidad de datos limitada, 3G trajo una mejora sustancial en velocidad, necesaria para las primeras aplicaciones móviles conectadas. El avance de 4G con LTE permitió conexiones más estables y rápidas, ideales para rastreo en tiempo real, aunque con un mayor consumo energético. Por su parte, 5G, aún en despliegue global, promete velocidades ultraaltas y latencias mínimas, aunque con limitaciones de cobertura en interiores y zonas remotas.
En paralelo, las redes LPWAN han emergido como una solución optimizada para dispositivos IoT. En particular, LTE-M y NB-IoT se han diseñado para ofrecer bajo consumo energético, buena penetración en interiores y costos operativos reducidos, lo que las hace especialmente adecuadas para aplicaciones de localización con bajo volumen de datos.
El uso de estas tecnologías varía según la industria y el caso de uso. En la gestión de flotas, por ejemplo, la combinación de GNSS y redes celulares permite monitorear ubicación, comportamiento del conductor y estado de mantenimiento. En el sector de alquiler de vehículos, las redes móviles permiten rastrear ubicaciones, detectar usos indebidos y gestionar alertas o bloqueos remotos en caso de robo.
En la cadena de frío, los rastreadores con sensores integrados transmiten en tiempo real la temperatura, la humedad o la apertura de puertas, lo que resulta crucial para asegurar la calidad del producto. LPWAN o NB-IoT se imponen aquí por su fiabilidad en transmisiones de largo alcance y bajo consumo. Lo mismo ocurre en el rastreo de contenedores o activos estáticos, donde se prioriza la autonomía energética y la capacidad de operar en entornos remotos o bajo techo.
A la hora de elegir la red adecuada para un sistema de rastreo GPS/GNSS, conviene evaluar factores clave como la cobertura geográfica, las necesidades de transmisión de datos, la movilidad del dispositivo, la tolerancia a la latencia, los requerimientos de autonomía energética y la posibilidad de roaming. También es esencial considerar el coste global, tanto del hardware como del servicio de conectividad.
En definitiva, comprender las ventajas y limitaciones de cada tecnología de red permite diseñar soluciones de localización más robustas, eficientes y adaptadas a cada necesidad operativa. Desde operaciones logísticas hasta supervisión de activos en sectores críticos, la elección de la red adecuada marca la diferencia entre una conectividad confiable y una implementación limitada.
(Jimi IoT)