La crisis energética es un problema muy grave que afecta a personas y países de todo el mundo. Está causada sobretodo por la creciente demanda de energía, el suministro limitado de combustibles fósiles y la preocupación por el impacto medioambiental de las formas tradicionales de producción de energía. A esto hay que añadir el impacto de la guerra entre Ucrania y Rusia. Muchos expertos creen que encontrar soluciones sostenibles a la crisis energética es uno de los retos más importantes a los que se enfrenta la humanidad hoy en día.
En medio de este gran reto es cuando ha surgido un nuevo concepto: El Internet de la Energía (IoE), un concepto que hace referencia a la integración del sector energético con el Internet de las Cosas (IoT). Esta integración permite la gestión inteligente y eficiente de los recursos energéticos, con el objetivo de optimizar la producción, distribución y consumo de energía.
Hemos buscado a un experto para que nos hablase con propiedad de este nuevo paradigma de la energía... y lo hemos encontrado. David Purón es ingeniero de telecomunicaciones con más de 20 años de experiencia en posiciones de ingeniería y dirección ejecutiva que, tras su paso por multinacionales como Telefónica o Huawei, y startups de Silicon Valley, co-fundó Blackphone, un proyecto que revolucionó en 2013 el mundo de la ciberseguridad móvil y por el que obtuvo premios del MIT o la revista Time entre otros.
Además, David es considerado uno de los nuevos directivos de más renombre en el ecosistema nacional de la tecnología, incluido en la lista Forbes 100 de emprendedores creativos españoles. Actualmente es CEO y Co-fundador de Barbara, empresa que recientemente ha recibido una inversión de 2,5 M de euros de Caixa Capital Risc, a través de su fondo Criteria Venture Tech, e Iberdrola, a través de Perseo. No hemos querido perder la oportunidad de preguntarle sobre el tema...
El Internet de la Energía es parte del universo del Internet de las Cosas, ¿cuál es su principal objetivo?
El internet de la energía es ese paradigma o escenario en el cual, desde cualquier punto del planeta podríamos conocer en tiempo real cuánta energía se está generando o consumiendo en otro punto del planeta remotamente lejano. Es un concepto muy similar al Internet de la Información que conocemos todos hoy. Si mediante el Internet de la Información, podemos acceder a información remota (un email, una página web, los datos de la bolsa, etc.) con el Internet de la Energía podríamos acceder en tiempo real a la generación y consumo energético; y quien genera esos datos, valga la redundancia, son máquinas. Por eso está muy ligado al concepto de IoT, ya que quien mide los consumos son los medidores inteligentes, y quien mide la generación son los diferentes sensores o equipos industriales que están puestos alrededor del mundo. Son máquinas las que se comunican entre sí, y lo que comunican son datos energéticos, es decir, consumo y generación de energía.
¿Por qué es eso fundamental? Pues porque si bien antes la generación energética era centralizada, es decir, se creaba en unas pocas centrales energéticas muy grandes y luego se distribuía "aguas abajo" como se dice en el sector, a los puntos de consumo, a las empresas y a los hogares, ahora son esas empresas, esos hogares los que están empezando a generar energía.
Se trata de una red extremadamente complicada donde se pueden producir bastantes desbalances por exceso o falta de energía, y por la calidad de la energía, con lo cual el Internet de la energía es un concepto fundamental para que, en este escenario tan cambiante, tan complejo y tan distribuido, podamos de verdad operar la red de manera eficiente.
¿Y cuál es el principal reto de este nuevo paradigma del uso de la energía?
Quizás el mayor reto que sufre esta Internet de la Energía es la la regulación. Cada país o cada región tiene regulaciones muy diferentes en cuanto a la privacidad de los datos, la retribución de las compañías eléctricas y los precios. Si bien la tecnología ya está disponible al igual que los estándares de comunicación, tiene que haber también unos cambios regulatorios y de modelo de negocio en muchas empresas que les permitan beneficiarse de esos intercambios de información. No es que no se pueda intercambiar la información, si no más bien se trata del cómo puede beneficiarse la persona o la empresa que la están intercambiando sin salirse de la regulación.
Porque no hay que olvidar que las redes energéticas, al tratarse de servicios críticos, son entornos muy regulados; no se puede hacer lo que uno quiera o lo que las empresas quieran. Por esta razón pienso que el mayor reto es regulatorio, no es técnico.
Algunos países, entre estos España, llevan tiempo implementando en los hogares contadores o medidores inteligentes ¿es un primer paso para crear un ecosistema basado en el Internet de la Energía?
Los smart meters o medidores inteligentes son efectivamente el primer paso para poder crear ese Internet de la Energía en el lado del consumo. El consumo tradicionalmente no se había podido leer ni en tiempo real ni de manera automatizada. Y con la instalación de los primeros smart meters durante la cual España ha sido líder en Europa junto con Malta e Italia (de hecho, fueron los países que en 2019 ya habían renovado más porcentaje de contadores) se dió ese primer paso.
Sin embargo, queda otro paso complicado de dar, que es el del lado de la generación. Recordemos que hay que medir tanto consumo como generación. Y lo que está cambiando realmente es la generación, que ha pasado de la generación exclusiva en grandes centrales a la generación super distribuida en instalaciones de autoconsumo. De manera que ahora es necesario también medirla.
Y para medir todo eso hay tecnologías, como por ejemplo el Edge Computing (computación en el extremo) en el que Barbara es experto, que permiten agregar todos esos datos provenientes de smart meters, de sensores y tratarlos de manera distribuida. Porque la red ahora es distribuida y los datos se tienen que tratar como tal. De la misma manera que en todas nuestras casas tenemos un router para conectarnos a internet, en todas las instalaciones de la red eléctrica (puntos de consumo, centrales, centros de transformación, subestaciones primarias y secundarias, etc.) se empezará a ver poco a poco estos dispositivos de Edge Computing que permitan capturar esos datos, tratarlos y, lo más importante, compartirlos de manera segura de punto a punto en una red altamente distribuida.
¿Cómo se resuelve la eficiencia del IoE en un amplio y centralizado sistema de red de largo recorrido como es la red eléctrica?
Respecto a la eficiencia, y ahondando un poco más sobre lo que comentaba anteriormente, considero clave que empecemos a tener infraestructuras de comunicaciones industriales descentralizadas. Se ha hablado mucho del cloud, de conectar todos los datos a la nube. Pero cuando hablamos de un Internet de la Energía, al igual que sucede con el internet tradicional, hay que buscar tecnologías que permitan la descentralización de las comunicaciones. Hay que permitir que un contador en mi casa se pueda comunicar con un centro de transformación, que puede ser de otra distribuidora diferente de la que me da servicio, y estas dos lleguen a un acuerdo. Este tipo de comunicaciones punto a punto se logra a través de infraestructura distribuida. Por eso, la computación en el extremo o Edge Computing es la tecnología por la que apostamos desde Barbara, que va a hacer real o viable esa comunicación distribuida del Internet de la Energía.
¿Qué protagonismo tienen las renovables en este nuevo modelo que descubre el Internet de la Energía?
Las energías renovables al final son la causa por la cual necesitamos este Internet de la Energía. Por motivos de sobra conocidos, necesitamos sustituir la quema de combustibles fósiles por energías limpias y renovables.
Y estas energías limpias y renovables tienen dos características destacadas: la primera, que son energías que se tienen que generar de manera muy distribuida. No hay un molino gigante de viento; tenemos que distribuirlo por un tema de pura física. Así pues tenemos que poner muchos molinos, muchos paneles, etc. lo que contribuye con el autoconsumo y con la habilitación de generación distribuida.
Y la segunda característica que las hace causantes de la necesidad de este modelo que es el Internet de la Energía, es su falta de predictibilidad. Con la quema de combustibles fósiles, si tenemos más demanda, podemos generar más energía. Mientras que con las energías renovables, si tenemos más demanda, estamos a merced del clima (podemos tener un pico de demanda en un momento en el cual ni la energía solar, ni la energía eólica, ni otras energías limpias puedan satisfacer esa demanda).
Es por esto que tenemos que crear este Internet de la Energía que nos permita conocer a gran escala los datos de consumo y generación para poder almacenar energía en ciertas zonas y poder después transferirla a las zonas donde tenemos esos picos de demanda que no se puedan suplir inmediatamente; esto es lo que conocemos como mercados de flexibilidad. Esta flexibilidad es fundamental y las energías renovables son el catalizador necesario para la explosión de este Internet de la Energía.
El Internet de la Energía facilita el intercambio de información, ¿es el primer paso para la compra/venta de la energía?
Si, la compra-venta de energía es un caso de uso básico del Internet de la Energía, es decir, el poder comprar energía de dónde haya excedente. Pero eso ya está ocurriendo. Ya hay mercados de compra-venta de energía, y para eso no necesitamos el Internet de la Energía.
Cuando hablamos de Internet de la Energía estamos hablando de modelos más avanzados, de modelos de flexibilidad; de poder, por ejemplo, posponer el consumo. Si yo quiero cargar mi coche eléctrico y no es absolutamente necesario, gracias al Internet de la Energía yo sé que en mi punto de carga no se está generando suficiente energía, y el mismo punto de recarga podría decidir cargarlo en otro momento. O sea, estamos hablando, no de compra-venta de la energía, sino más bien de un sistema mucho más inteligente que permite almacenar energía en diferentes puntos, diferir el consumo y agregar la demanda.
Gracias al Internet de la Energía podemos ir mucho más allá. Si lo unimos con la Inteligencia Artificial, tener algoritmos y ordenadores que estén mirando esas cantidades ingentes de datos que genera el Internet de la Energía y ser capaces de tomar en cada momento esas decisiones tan complejas sobre almacenamiento y diferimiento de demanda en tiempo real y de forma autónoma creando una red eléctrica totalmente inteligente, optimizada, sostenible y limpia.
¿Cuán grande es la apuesta por el internet de la Energía por parte de las oficinas gubernamentales y las compañías del sector?
El término Internet de la Energía está empezando a resonar ahora en la mente de ciertos analistas y ciertas empresas. Si bien es cierto que el mundo de la regulación y de los órganos gubernamentales no la trata así, sí se está hablando de otros conceptos como comunidades energéticas, mercados de flexibilidad, etc. Pero al final todo lleva por detrás el mismo paradigma, el mismo escenario, el mismo concepto de compartición de datos, de eliminar silos, de poner de acuerdo a muchos actores.
Por ejemplo el otro día, durante un partido del mundial, fue la primera vez que en Inglaterra se ejecutaron contratos de flexibilidad en los cuales se difería el consumo durante el descanso del partido Inglaterra-Gales. Entonces, sí se puede decir que los reguladores están dando pasos; pero como comentaba al principio, se dan despacio porque son mercados extremadamente complejos, con regulaciones muy diferentes entre países. Pero quedan todavía algunos años hasta que podamos ver realmente materializado y con todo su potencial estos conceptos.
¿En qué consiste el proyecto europeo PLATOON (Digital PLAtform and analytic TOOls for eNergy) y cuál es el papel que desempeña Barbara, la única firma española que participa?
El proyecto PLATOON es un proyecto europeo en el cual se trata de estandarizar los mecanismos de intercambio de datos energéticos para facilitarnos los intercambios punto a punto entre diferentes actores con una particularidad, que es estandarizando también la posibilidad de establecer contratos o reglas del juego en ese intercambio. Yo, como distribuidor energético, como mantenedor de un parque, como usuario, y con los mecanismos tecnológicos que se están creando en Platoon podría decidir qué datos intercambio, qué datos pongo a disposición de quién y bajo qué condiciones, pueden ser condiciones económicas (con una retribución económica detrás) o condiciones de uso (que se usen sólo por una determinada empresa o para un determinado escenario a cambio de un servicio específico).
Es un proyecto muy interesante, con una componente muy grande de I+D, apoyado por 20 entidades europeas y que trata de poner de acuerdo a muchos tipos de empresa para crear mecanismos de intercambio, que se denominan conectores. Y Barbara ha sido la primera empresa europea y la única española en el consorcio que ha implementado un conector para intercambio de datos mediante una tecnología que se llama IDS (International Data Spaces) que permite ese intercambio de datos desde el extremo, usando la tecnología Edge Computing que, como hemos comentado ántes, es clave porque es la tecnología que permite las comunicaciones distribuidas y las comunicaciones en malla, y no tan centralizadas como puede ser el cloud.
(David Purón. Barbara)
Internet de la Energía, la tecnología para un mundo descarbonizado con un sistema energético sostenible y eficiente
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