El Internet de las Cosas o la posibilidad de conectarlo todo (objetos, procesos y personas) ha generado una nueva revolución, como lo fue en su día la aparición de Internet, y está originando cambios importantes en todos los ámbitos de la sociedad. De esto no cabe la menor duda.
Las dudas comienzan cuando uno, que no es directivo de una empresa tecnológica, tampoco un ingeniero de Telecomunicaciones ni ejerce nada parecido, intenta asimilar conceptos como drones, wearables, cloud computing, 5G, Big Data, Machine learning, Blockchain... Para cuando encontramos un significado y logramos meter cada cosa en un contexto, aparece una nueva tecnología que lo une todo; y entonces se nos hace imposible discernir qué tienen en común. Es cuando hace falta un divulgador de Ciencia y Tecnología, un investigador. Y aquí lo tenemos...
Manel López i Seuba, vicepresidente de TICAnoia, ha sido desde siempre un divulgador y formador en nuevas tecnologías, además de programador, analista, consultor, instructor, conferenciante, premiado... y autor de varios libros relacionados con tecnología. Recientemente ha publicado el libro La Transformación Digital de la Sociedad: internet de las cosas como acelerador del cambio (o cómo no sentirse idiota ante tanta tecnología), todo un libro de divulgación tecnológica, que no técnico y que promete arrojar luz en toda esta vorágine de tecnologías emergentes. Hemos tenido el gusto de conversar con él y de aprender algo de todo lo que está sucediendo actualmente en torno al IoT como acelerador de los cambios.
Manel, estamos seguros de que tu libro va ayudar a muchas personas, de diferentes perfiles profesionales y culturales, en contacto con la tecnología y los que no. Así que te preguntamos:
Venimos escuchando hace poco términos como Smart Cities, Smart Farming, Smart Building, Smart Industry, Smart Home, etc. por lo que parece que todo se vuelve más smart (inteligente) y nosotros, los ciudadanos de a pie, puede que nos sintamos cada vez más "idiotas" ante tanto término y tanta tecnología. Tu libro "La Transformación Digital de la Sociedad: internet de las cosas como acelerador del cambio", ¿nos ayuda a descubrir en qué consiste la revolución tecnológica que estamos viviendo hoy y cómo está unido todo, o bien viene a enseñar más términos?
Mi pasión ha sido siempre la tecnología, he dedicado toda mi vida a ella, y ya desde el principio entendí que ésta no debe estar reñida con la pedagogía y que la mejor forma para dar a conocer sus bondades es hablar de ellas de forma natural, usando un lenguaje asimilable para todo el mundo. Creo que esto es válido tanto para la tecnología digital, como para cualquier rama de la ciencia y de la técnica. De esta forma, la velocidad de aprendizaje y asimilación de conceptos por parte de las personas es mucho más rápida y menos frustrante.
A lo largo de los primeros años de la década de 2010 seguí con atención el impulso que tomaban tecnologías emergentes como Internet de las cosas y me di cuenta de que estaba ocurriendo lo de siempre: solamente los técnicos entendían de qué se estaba hablando, cuando lo importante era que las personas involucradas en las áreas de toma de decisión de cualquier empresa u organismo tuvieran una visión clara y no técnica para comprender cuáles podían ser sus ventajas.
En diversas conferencias y cursos que impartí en aquella época aparecían, de forma redundante, las mismas preguntas. Y éstas tenían más que ver con el análisis de extremo a extremo de las soluciones aportadas que con sus características técnicas. Es decir, existían más dudas sobre las ventajas subyacentes a la modificación de procesos productivos en la industria, por ejemplo, que sobre otros aspectos más tecnológicos como pueden ser las tecnologías de red involucradas, los medios o los sensores usados.
Así, me decidí a alterar el contenido de las sesiones. Pasar de situar en el centro al ecosistema de tecnologías IoT a poner la Transformación digital en él, como un concepto que lo une todo. Comprendiendo que la transformación digital tiene mucho de transformación y un tanto de digital, que ya se da por supuesto hoy en día, la idea era cambiar mentalidades para contar que la forma de hacer las cosas “de toda la vida” puede variar. Y puede hacerlo en beneficio de todo el mundo. Sí, de las empresas por supuesto, pero también de las personas y de la sociedad en general. Usando un anglicismo clásico, es un “win-win” en toda regla.
La gente asociamos bastante a menudo el hecho de aumentar la productividad empresarial con más margen de beneficio para las empresas. Y, si bien esto también es una consecuencia de la implementación de nuevas tecnologías como las que nos ocupan, la verdad es que, si se miran sus utilidades de extremo a extremo, puede observarse que todo el mundo sale beneficiado.
Tales reflexiones me llevaron a concebir el libro que mencionáis. Hasta su publicación, me había dedicado a la escritura de libros técnicos y manuales de producto para diversas editoriales, y a colaborar como columnista de divulgación tecnológica, más generalista, en prensa de proximidad. Y pensé: ¿por qué no? Echaba en falta, en el mercado, un libro que incluyese ésta perspectiva y esa fue mi motivación.
El libro intenta hablar acerca de los cambios tecnológicos más importantes que estamos viviendo en estos últimos años y generar debate y reflexión acerca de ellos. Si bien he intentado evitar al máximo los términos técnicos, alguno que otro se ha incluido con el objetivo de que los lectores puedan comprender, fácilmente, de qué se está hablando. Se trata de un libro que se encuentra a las antípodas de los que hablan puramente de la parte técnica de este mundo. La idea fue crear un producto digerible y pensado para aquellas personas que están interesadas en comprender el “por qué” y no el “cómo”. De hecho, me consta que se usa en varias universidades españolas y latinoamericanas en carreras relacionadas con dirección y administración de empresa.
Como resumen, y aparte de la obligada historia de Internet de las cosas, el libro se divide en tres grandes bloques que hablan de su repercusión en el ámbito empresarial, en el de la administración pública y en la sociedad en general. Otro bloque, al final, se centra en explicar cuáles son los dispositivos, tecnologías de comunicación y elementos indispensables que intervienen en todo proyecto de transformación digital con tecnologías IoT.
Para mí, tres son los pilares básicos y fundamentales sobre los que se asienta la transformación digital, en este orden: Internet de las cosas, Big Data y la Inteligencia Artificial. Las demás tecnologías que puedan aparecer mencionadas y explicadas en el libro (Blockchain, Realidad virtual, aumentada o mixta, robótica colaborativa…) son accesorias a las anteriores.
Y hablando de cambios tecnológicos: la sola mención de "Industria 4.0" viene asociada necesariamente con el Internet Industrial de las Cosas (IIoT) y nos da qué pensar ¿Es IoT una tecnología de uso y propiedad exclusiva de la industria?
Un rotundo NO. Otra de mis batallas es que deje de usarse el término Industria 4.0, a no ser que uno quiera referirse, exclusivamente, al ámbito industrial, y pasemos a hablar de Revolución 4.0 o Sociedad 4.0 o similar. Como decís, el IoT industrial ya tiene su propia sigla: IIoT (Industrial Internet of Things) y, por lo tanto, ya disponemos del término que define muy claramente el ámbito. Además, la denominación Industria 4.0 puede incluir soluciones que vayan más allá de las que estrictamente abarca IoT.
El por qué hemos generalizado tanto el término es muy fácil de explicar. De la misma forma que Internet y tantas tecnologías más nacieron en el ámbito militar, IoT lo hizo en el ámbito de la industria. Bueno, probablemente si mirásemos la historia encontraríamos soluciones militares sospechosamente parecidas a las que hoy etiquetamos como Internet de las cosas. En todo caso, en el momento en que el mundo empresarial comprendió las ventajas derivadas del uso de IoT, las puso en práctica y obtuvo mejoras en todos los aspectos, se lo hizo suyo. Y las fábricas se transformaron. Y las que eran reticentes, o lo hicieron o ya no existen. Y de ahí viene que algunos aún hablen de Indústria 4.0 para referirse a todo lo que se ha transformado en general, y no a la industria en particular.
Las Smart Cities controlan la calidad del aire y hacen un uso más inteligente de los recursos urbanos, los Smart Building realizan una gestión eficaz de los recursos energéticos, la Smart Farming aprovecha al máximo los recursos como el agua y minimiza el impacto ambiental... ¿Es el IoT la respuesta a todas las crisis que actualmente está sufriendo el planeta?
Algunas personas que han asistido a mis charlas o conferencias me han tachado de “buenista” cuando han intentado definir mi relación con la tecnología. Y no se lo puedo criticar. Siempre he tendido a ver sus ventajas y aplicaciones en positivo y a explicarlas de esta forma. Aun así, y ya que me gusta generar debate, intento avivar alguna que otra polémica acerca del uso de la tecnología para demostrar que, cualquiera que sea de la que estemos hablando (y al igual que el mundo digital tiene su cero y su uno), todas tienen sus dos caras, y que su utilidad final depende totalmente de quién las usa.
En mi opinión, sí, creo sinceramente que el universo IoT es la solución a la mayoría de las crisis (si no a todas) que en la actualidad sufre el planeta. Para cada uno de los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la ONU existen un montón de soluciones IoT que colaboran en su consecución. Otra cosa son las voluntades políticas y su financiación.
En un mundo que tiende a la comunicación inalámbrica entre objetos y personas, ya sea por requisito técnico, por economía o por la propia inercia que lleva la tecnología, ¿presenciaremos en breve la desaparición de los sistemas basados en cable, del cable de cobre?
La desaparición del cable de cobre es ya una realidad. En el estado español se están cerrando, o están en proceso de hacerlo, las centrales tradicionales que usan este medio debido al despliegue de la red de fibra óptica FTTH. Telefónica tiene interés en ello para librarse de los costes asociados de mantenimiento, y lo hace cuando existen sistemas alternativos como la fibra. Teniendo en cuenta el compromiso del gobierno en la nueva ley general de telecomunicaciones, que indica que en 2025 toda conexión en España debe ofrecer al menos 100Mbps, el cobre tiene los días contados. Así pues, tenemos los tres criterios motivadores del cambio: técnico por la velocidad inferior del cobre ante la fibra, económico por el menor coste de mantenimiento y el de la propia inercia de la tecnología.
Para todo el despliegue de dispositivos interconectados que conforma el ecosistema IoT existen diferentes redes (Wi-Fi, LoRa, Sigfox, 4G/5G, NB-IoT, LTE, etc.). Aunque es muy aventurado apostar solo por una de estas, dado que depende del efectivo despliegue, la inversión que se haga, el uso popularizado de ciertos dispositivos y la capacidad de integración, ¿qué tipo de red tiene todos los boletos para predominar en el panorama de las redes IoT?
Yo no me atrevería a afirmar que ninguna de ellas sea, de forma general, la que se imponga sobre las demás. Cada una tiene sus especificaciones y está pensada para su entorno. Cada solución IoT tiene sus requisitos particulares y debe analizarse de forma individual. En la ecuación entran muchos elementos: los requisitos técnicos (qué datos van a enviarse, a qué velocidad, con qué confiabilidad), los costes de uso, las distancias o los medios usados (fibra, ondas) que nos llevan a decidirnos por unas o por otras. Eso sí, asistiremos a una necesaria reducción natural de las opciones existentes cuando empresas, reguladores y usuarios permitan que su uso generalizado se estabilice.
De la misma forma que los impulsos eléctricos de nuestro sistema nervioso viajan a diversas velocidades, cada solución IoT hace lo propio, en relación a las señales generadas y al espacio que éstas deban cruzar hasta llegar a los centros de proceso de datos y toma de decisiones. Por ello, todos los sistemas de comunicación intermedios pueden ser distintos y necesarios en cada ámbito. Así, en una solución que monitorice una fábrica, por ejemplo, puede ser necesario el uso de Wi-Fi entre máquinas próximas. La red de máquinas interconectadas usará esta tecnología probablemente por la proximidad de los sensores y el bajo coste de instalación. Cuando los datos generados deban ser enviados a la nube, Wi-Fi ya no será viable y deberá cambiarse de tecnología. Si la ubicación geográfica de la fábrica no permite el uso de fibra, por ejemplo, y dista del centro de proceso de datos, deberá optarse por soluciones como Sigfox para, luego, seleccionar otra tecnología que encauce los datos hacia el destino final. Vemos, pues, que todas ellas pueden intervenir en una arquitectura de extremo a extremo para conseguir transportar la información de forma transparente para los sistemas transmisores y receptores.
Muchas gracias, Manel, por tu tiempo y conocimientos. Sin duda, tu libro aportará un poco de luz a la vorágine informativa que supone este nuevo e importante reto tecnológico que tenemos delante, y nos ayudará a vernos como unos "auténticos expertos" ante tanta tecnología. El mundo está cambiando, y ese cambio se está acelerando. No es cuestión de quedarse atrás...
Sobre el libro:
El libro La Transformación Digital de la Sociedad: internet de las cosas como acelerador del cambio (o cómo no sentirse idiota ante tanta tecnología) está disponible en Amazon. Ésta es su segunda edición, actualizada en 2021, que solamente se ha publicado en formato digital para ser, según el autor, coherente con la transformación digital también en él hábito de la lectura y consecuente con el medio ambiente. La primera edición fue publicada en papel y digital en 2019 por Grupo Editorial Ra-ma.
Sobre el autor:
Manel López i Seuba. Nacido en 1968 en Igualada (Barcelona), fundó el centro de formación tecnológica y empresarial Ceina en 1988, del que continúa siendo director. Su vocación no ha cambiado desde entonces: divulgar e impartir formación en nuevas tecnologías, principalmente en el ámbito de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Durante su vida profesional ha combinado la faceta docente con la de programador y analista informático, así como consultor tecnológico independiente para importantes compañías de alcance internacional. En el ámbito de los sistemas, ha actuado como ingeniero e instructor autorizado de Microsoft dentro de los programas MCSE (Microsoft Certified Systems Engineer) y MCT (Microsoft Certified Trainer), y ha sido instructor autorizado de Cisco Systems, dentro del programa CCNA (Cisco Certified Networking Academy). Participa activamente en mesas para el impulso del sector TIC y la industria 4.0, y es autor de diversos libros sobre productos tecnológicos para distintas editoriales y centros de formación, además de participar como ponente en conferencias especializadas de diversa temática tecnológica. Actualmente es vicepresidente de TICAnoia, asociación para el impulso del sector TIC. Recibió el premio UEA a la trayectoria empresarial en 2019.
(Redacción)
'Para cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU existen soluciones IoT que colaboran en su consecución'
16/09/22- 4161