Según las predicciones de Gartner, el gasto mundial en servicios de nube superará los 482.000 millones de dólares en 2022. No hay duda de que la computación en la nube es la columna vertebral de casi todos los servicios digitales, desde las redes sociales y el entretenimiento en streaming hasta los automóviles y dispositivos conectados que conforman el Internet de las cosas (IoT).
Ahora tenemos nuevas redes ultrarrápidas, como el 5G y el wifi 6E, que no solo sugieren una mayor transmisión de datos en la nube, sino que facilitan la transmisión de nuevos tipos de datos. A medida que las redes mejoren, también lo harán el resto de las plataformas.
En general, la tecnología en la nube hace que el resto de las tecnologías sean más ligeras, rápidas y accesibles para los clientes, un factor clave para que cada vez más empresas quieran adoptar la transformación digital y migrar sus servicios a estas plataformas.
El Cloud Computing posee una serie de características que lo hacen indispensable en la actualidad, entre las cuales destacan:
Computación bajo demanda y auto–aprovisionamiento. Toda la potencia y capacidad de computación que necesitamos para el procesamiento, almacenamiento u otro objetivo está a un solo clic de distancia.
Escalabilidad y elasticidad. Podemos añadir o eliminar activos de computación, almacenamiento, redes u otros según nuestras necesidades.
Pagamos por lo que usamos. Aunque el modelo de precios varía de acuerdo al proveedor de servicios en la nube que utilicemos, todos coinciden en que se paga por lo que se utiliza.
Resiliencia y disponibilidad. Los proveedores de nube emplean arquitecturas distribuidas que minimizan los fallos en el sistema. La resiliencia se considera como uno de los atributos más importantes para obtener sistemas fiables.
Acceso desde cualquier lugar. Los usuarios solamente necesitan tener una conexión a Internet para acceder a la nube o cargar información.
(Telefónica)